

Brahim Machado Al-Amin
Brahim es un chico animado y algo cabeza hueca. Se esfuerza con los estudios, pero nunca le dan los resultados que espera.
Ficha de alumno
Nombre: Brahim
Apellidos: Machado Al-Amin
Año de ingreso en el centro: 2015
Edad: 15
Fecha de nacimiento: 16/08/03
Nombre del padre: Julián Machado Cuevas
Profesión: Taxista
Nombre de la madre: Nour Al-Amin
Profesión: Cocinera de colegio
Número de hermanos: Una hermana pequeña (Sofía)
Otros miembros del hogar familiar: Dos gatos (Kayano y Lanya)
Datos médicos y/o psicológicos: Tiene hipermetropía y miopía.
Observaciones: No se le dan bien las situaciones de estrés, tiene miedo escénico y no le gusta ser el centro de atención a pesar de su carácter abierto. Odia salir a la pizarra.
Le gusta hacer puzles, los videojuegos y jugar con su hermana y sus gatos. También le gusta salir a jugar al fútbol con sus amigos.
Historia
Cuando era pequeño, no era consciente de lo mucho que sufría mi madre en silencio. Cuando preguntaba por mis abuelos —sus padres—, ella sonreía y me decía que algún día los conocería. Fue en el instituto cuando descubrí que mis abuelos dejaron de hablarla por darle la espalda a su religión. También fue por aquel entonces cuando me di cuenta de las preguntas que tanto la incomodaban, aunque hiciera ver que no. Mi madre ha tenido siempre un acento árabe muy marcado, así que las preguntas «¿De dónde vienes? ¿No usas hiyab?» y similares eran bastante frecuentes —y lo siguen siendo, cuando nos alejamos de nuestro barrio—. Yo, en cambio, nunca he tenido ese problema. A lo mejor alguien me ha preguntado de dónde soy al decir que me llamo Brahim, pero poco más. Nunca se han reído de mí o me han insultado por ser mestizo y no sé si mi madre puede decir lo mismo, pero sé que le incomodan las preguntas. Aunque nunca lo diga.
No soy una persona muy inteligente, pero quiero alegrarla, quiero que se sienta feliz y orgullosa porque siempre me ha cuidado y querido. Quiero lo mismo para mi padre, que siempre ha estado ahí para mí. Por eso estudio y estudio. Me esfuerzo mucho por mejorar porque es lo único que puedo hacer. Ellos no me lo exigen, se contentan con que vaya aprobando y me esfuerce, pero yo, aunque no sea muy listo, aunque mis notas sean mediocres, quiero darlo todo y demostrar mi valía. Hacerles ver que son lo más importante para mí. Me frustra mucho no conseguirlo, muchísimo. ¡Pero no me voy a rendir!
Sofía —mi hermana pequeña—, aunque es un poco traviesa, sé que siente lo mismo que yo. Así que, aunque a veces nos enfademos, siempre terminamos haciendo las paces porque sabemos que para nuestros padres eso es lo más importante. Eso y cuidar de nuestros gatos, Kayano y Lanya. Nos sentimos en deuda con ellos, supongo. Y actuamos para verlos sonreír. Me da miedo no ser suficiente, decepcionarles. Y también me da miedo que un día mi perspectiva cambie y deje de ver a mis padres como personas a las que querer y admirar, como les pasa a muchos de mis compañeros, que odian a su familia.
Pero, aun así, seguiré esforzándome por ellos. Seguiré ayudando a los demás para mostrar que soy la buena persona que quieren que sea y creceré hasta convertirme en un adulto ejemplar. ¡O eso espero! Pero las notas… cómo se me atascan. Espero que el instituto termine pronto.