

Lucas García Fernández
Lucas es un rebelde de poca empatía y paciencia. Se cree superior al resto y jamás admite sus errores. Quizá por eso nadie en la clase, ni siquiera otros rebeldes, quieren tener nada que ver con él.
Ficha de alumno
Nombre: Lucas
Apellidos: García Fernández
Año de ingreso en el centro: 2015
Edad: 16
Fecha de nacimiento: 16/04/03
Nombre del padre: Oscar García Salcedo
Profesión: Camionero
Nombre de la madre: Lorena Fernández Guerrero (No vive en el núcleo familiar)
Profesión: Ama de casa
Número de hermanos: Una hermana menor (Sandra) No vive en el núcleo familiar.
Otros miembros del hogar familiar: Una perra llamada Orica.
Datos médicos y/o psicológicos: Tiene asma
Observaciones: Le gusta jugar al fútbol, pasear a su perra y coleccionar coches en miniatura.
En el fondo se culpa a sí mismo por el divorcio de sus padres y lo paga con los demás.
Historia
Hubo un tiempo en el que fui feliz. Éramos solo mis padres y yo, y a pesar de que mi padre pasaba mucho tiempo fuera por ser camionero, cuando volvía a casa todo eran sonrisas y cariño. Después nació mi hermana Sandra y todo se fue a la mierda. Mi madre solo tenía ojos para ella y cuando mi padre volvía de trabajar perdía el culo por ella. La odiaba. La sigo odiando, pero cuando nació fue mucho peor. Me dejaron tan de lado que deseé mil veces que desapareciera. Abrí ventanas, liberé enchufes y en un arrebato por ver que nunca picaba, la dejé sola en la bañera con el agua llegándole al cuello. Mi madre acabó por darse cuenta de lo que hacía y juro que jamás la había visto tan enfadada. No volvió a dejar que me acercase a ella y en menos de un año se divorció de mi padre y se la llevó.
Sé que se divorciaron por lo que hice. ¡Ellos se querían mucho, lo sé! Y por eso, cada vez que iba a visitar a mi madre fingía que lo sentía y que ya no la odiaba, pero no volvió a fiarse de mí. Aun a día de hoy es incapaz de dejarme solo con ella, aunque ya tiene ocho años.
No es justo, ¿vale? Yo lo intento, he mejorado mis notas, sonrío cuando está ella y siempre me porto bien en casa —tanto la suya como la mía—. ¿Por qué no vuelve? ¿¡Por qué no recapacita de una puta vez!? ¡Todo por culpa de esa niñata asquerosa y del estúpido novio que se ha echado! Soy su hijo, ¡tendría que ocuparse de mí como la madre que es y no dejarme apartado! Hasta mi perra Orica me muestra más cariño que ella. ¡No lo entiendo!
Qué asco. ¡Qué asco! Es muy frustrante esforzarse tanto para nada. Menos mal que al menos en clase puedo ser yo mismo. Puede que a los demás no les guste, pero me importa una mierda. ¡Que se aguanten! A ellos no tengo por qué complacerlos. Me basta con Javier, es el único que me entiende, que sabe que soy un buen tío. El resto se puede ir a la mierda.