Joaquín López de Lerena

Historia

Me encantan los videojuegos, son mi pasión. Me da igual que sean de móvil con gacha o de consola. RPG, MMORPG, MOBA… me da lo mismo, todos tienen algo interesante. ¿Sabéis quién no les tienen ningún aprecio a los videojuegos? Mis padres. Ellos solo quieren que estudie y estudie, que saque buenas notas, que vaya a la universidad —a pesar de yo no tengo ni puñetera idea de qué estudiar—. Es verme en el ordenador o en la consola y que me señalen y digan que estoy perdiendo el tiempo. Me dan una charla larguísima con la importancia de estudiar y me obligan a quitar mi juego. Lo mismo en vacaciones, ¿eh? Que no se me ocurra llevarme una consola portátil a la playa que mi padre se pone hecho un basilisco con que las vacaciones son para disfrutarlas en familia sin electrónica y demás gilipolleces de viejo amargado.

Así que aprendí a jugar a su juego. Yo sigo gastándome mis pagas en consolas y juegos que quiero y ellos ni se enteran. ¿Quiero jugar? Digo que me voy a la biblioteca a estudiar y en realidad me piro a casa de Fernando, Nicolás o Gabriel a jugar. ¿Quiero jugar solo? Lo hago por la noche cuando están durmiendo. ¿Es una mierda? Sí. Pero puedo seguir haciendo lo que me de la gana.