

Cecilia Pardo Echeverría
Cecilia es una chica con altas expectativas sobre los demás. Por eso es incapaz de llevarse bien con todo el mundo (tampoco es que lo busque). La única persona ajena a su standard que tolera es a Andrea porque han crecido juntas.
Ficha de alumna
Nombre: Cecilia
Apellidos: Pardo Echeverría
Año de ingreso en el centro: 2015
Edad: 15
Fecha de nacimiento: 19/08/03
Nombre del padre: Raúl Pardo Diez
Profesión: Electricista
Nombre de la madre: Olivia Echeverría Ruíz
Profesión: Wedding planer
Número de hermanos: 0
Otros miembros del hogar familiar: 0
Datos médicos y/o psicológicos: Tiene alergia al pelo de gato.
Observaciones: Le gusta hacer recortes de revista, tiene un álbum propio. También escucha música y le gustaría aprender a tocar algún instrumento.
Historia
Recuerdo que cuando me presentaron a Andrea me sentí la niña más desgraciada del mundo. Mis padres me pidieron muchas veces que me portase bien con ella, que no tenía amigos, pero es que yo tampoco quería ser amiga suya. ¡Era muy rara! Bueno, es muy rara, eso no ha cambiado con los años. Creo que tiene déficit de atención o algo así, no sé. La cosa es que yo siempre he sido muy mía y tener que encargarme de alguien que parecía un animalillo perdido no me hacía ilusión.
Andrea siempre ha sido de correr, saltar, coger bichos con la mano y no preocuparse por nada. Y a mí siempre me ha gustado la calma, la gente elegante y hacer recortes de revista, así que éramos como el día y la noche.
Al principio aguantaba. Básicamente porque mi padre me lo pidió como un favor y él era mi héroe, aunque yo siempre haya aspirado —y aspire— a ser una wedding planner como mi madre. No podía decirle que no y «jugaba» con ella hasta que venían a buscarla. Yo no lo sabía, pero es que los padres de Andrea trabajaban mucho y no la podían dejar sola, así que la traían a mi casa, sabiendo que yo tenía su edad. Mi padre llevaba años siendo amigo del suyo, así que ahora lo entiendo. Pero para mí, estar con ella era más parecido a un castigo que a un favor. Agarraba a los gatos y luego venía hasta a mí a pesar de saber que me dan alergia. Eso cuando no me enseñaba directamente a los gusanos que había capturado, como si fuese algo de lo que alardear… Lo pasaba realmente mal y la gritaba. La gritaba muchísimo y ella agachaba la cabeza, con los ojos tristes y se alejaba durante unos minutos. La mayoría de veces volvía con una flor en la mano, pidiéndome perdón y creo que eso hacía que cada vez me enfadase menos.
Cuando entramos en el instituto lo hicimos juntas. Íbamos a colegios distintos, pero a partir de entonces iríamos incluso a la misma clase. Yo me había acostumbrado a su presencia y aunque a veces me seguía enfadando, Andrea había aprendido a no hacer algunas cosas estando yo. A lo largo del año descubrimos que a las dos nos gustaba la misma música y de algún modo nos dimos cuenta de que estudiando juntas, Andrea era capaz de enterarse de las cosas mucho mejor que en clase. Nos volvimos inseparables sin darnos cuenta.
La verdad, nunca he sido dada a llevarme bien con los demás. Me gusta la gente calmada, que sabe vestir y comportarse, lo cual ya es difícil de encontrar, pero es que, además, no soporto cuando esas personas me dejan de lado por otra o intentan añadir a un amigo a la ecuación. Sé que no está bien, pero no me gusta. Y por eso no trago a Elena. Es ruidosa y se viste con cualquier cosa, algo que odio ya de por sí. Pero es que encima, es amiga de Rocío, y siempre que puede, intenta meterla. ¡Y no quiero! Paso. Pero Rocío no se rinde y siempre intenta juntarnos, es desesperante… supongo que por eso soy aún más protectora con Andrea. Porque ella nunca tendría a alguien a quien quisiera meter entre nosotras.
Quizá sea injusto pensar así. No por Elena, ella me da igual, sino por Andrea. No soportaría que ella intentase meter a alguien en nuestra amistad y sin embargo yo metí a Rocío. Nunca se ha quejado, claro, y se lleva bien con ella, pero a veces pienso que debería cambiar esa faceta egoísta que tengo.
Debería, pero no quiero.
Es mi amistad, y de nadie más. Por eso, aunque me atraiga Leo por cómo es, nunca podría ser amiga suya; seguro que metería al chucho sarnoso de Enrique y eso ya sí que no lo aguantaría.
Estoy bien como estoy. Mientras esté con Andrea, todo estará bien.